Pensemos en un parque o jardín. Están aquellos bellos y los no tanto. Algunos quizás no son ni una cosa ni la otra, solo perecen silvestres o aleatorios, sin una dirección o idea formal. Podemos encontrarlos ordenamos o cercanos a la selva. Depende del gusto de cada uno podrá generarnos paz, ganas de quedarnos, incomodidad, rechazo, etc.
Ahora cuando no nos gusta y solo estamos ahí porque debemos, tenemos una oportunidad única, encontrar aquello que nos haga bien en la incomodidad y no siempre, pero a veces en el bosque obscuro o el parque descuidado, nace una planta de color y forma única, de una belleza que cuesta imaginar sea real, pero ahí esta y logra convertir el lugar en un hermoso jardín.
Un regalo de felicidad, como una sonrisa en la mañana.
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