Caminos - Amigos (Segunda parte)

Luther: Hoy discutí con mi padre nuevamente...

Wenceslao: Vos sabías que la primera palabra de tu hermana fue Wence?

Luther: Te estás burlando de mi?

Wenceslao: Porqué?

Luther: Te estoy contando algo importante y vos me salís con eso.

Wenceslao: Sabés lo que pasa, cuando un problema sucede todos los días, se termina transformando en una realidad, y estas no se cambian con solo quejarse, necesitan de la acción, de romper con la cotidianidad, con el espiral. Vos me dirás, pero no puedo, entonces te estás mortificando en vano, si la realidad es un gran mar y la corriente es muy fuerte que no nos deja salir, quizás la solución no sea pelear por salir, sino por mantenerse a flote, y esperar a que estemos cerca de una orilla, ahí dar el zarpazo, con todas nuestras fuerzas intactas lograr salir.

Luther: Si te cuento lo mismo todo los días, ¿Porqué no me dijiste esto antes?

Wenceslao: Es que la mayoría de veces no te presto atención.

Luther lo miró como si quisiera matarlo, pero al poco tiempo se rió mientras le pegaba en el brazo y le decía un día de estos te voy a moler a golpes. El otro muchacho reía sin parar, era ancho y más bien bajo, lo que le daba aspecto de inamovible, trabajaba con su padre todos los días en el campo, en las afueras, hacía la tarde pasaba por el pueblo y hablaba un rato con su amigo, se puede decir que tenía el don de la palabra, aunque muchas veces se metiera en problemas por eso, aunque también tenía astucia para salir de ellos, pero ante todo tenía buen corazón, eso hacía que fuera muy querido por todos.

Todos sabemos lo difícil que es poner en práctica en consejo, por más que creamos que es cierto, así Luther llevaba su vida entre el auto-control y su pasión por conocer, sabía que se quería ir que quería saber que había más allá, cruzar el árbol cobrizo para no volver por mucho tiempo, si es que alguna vez lo hacía, también sabía que no tenía nada, no sabía por donde arrancar, en cierta parte sus miedos también los frenaban.

Sabía que quería, pero le faltaba lo más importante, el cómo.

Caminos - El pueblo (Primera parte)

Ya han pasado muchos años de esta antigua historia, pero cada tanto es bello poderla contar nuevamente.

Un pequeño pueblo en la base de una montaña, no había muchos lugares para ir, solo dos caminos, divididos por un viejo árbol cobrizo, era el comienzo o el fin del pueblo según de que lado se esté. Como siempre pasa, pero más en las sociedades pequeñas, son maquinarias donde cada uno ocupa su lugar, es un engranaje, y al morir, su hijo ocupa su lugar, pero que pasa cuando un hijo no quiere ese lugar, cuando la sangre nueva, no quiere correr por viejas venas.

Así llegamos a Luther, un muchacho de unos 16 años, más bien flaco, de estatura media, reservado, podía pasar horas sin hablar, hasta que escuchaba a alguien hablando de la vida más allá del árbol cobrizo, ahí se acercaba al viajero y pedía que le contara todo, como se vivía lejos del pueblo, como eran las grandes ciudades, como era mar.

Este muchacho poco tenía que ver con sus hermanos, Marco, el mayor, siempre había sido intachable, desde chico había demostrado cierto apego a las cuestiones espirituales, siendo así un joven monaguillo, y a penas su edad se lo permitió, ingresó a la vida eclesiástica, últimamente se lo veía poco, pasaba mucho tiempo en el templo. Adela, la menor, todavía no tenía más intereses que esconderse y asustar a cualquier desprevenido, cuando Marco estaba en la casa, solía ser muy divertido, era el blanco preferido de la niña.

El problema siempre fue con Jonás, su padre, un hombre grande y de fuerte carácter, que parecía haber sido forjado en el yunque, como las cosas que creaba y moldeaba, a golpes con su masa, era el herrero del pueblo como la había sido su padre y el padre de su padre, ho había misión más importante que heredar el oficio, pasar la posta y el martillo, su hijo del medio había recibido el honor de ser quién seguiría con la tradición familiar, y le escapaba, poco se podría considerar una traición más grande que esto, que ingrato- pensaba, como puede condenar a desaparecer este oficio que siempre fue el orgullo de la familia, su hermano había tomado, las manos de Señor y con eso no se podía discutir y la más pequeña, debía casarse con alguien distinguido, que el día de mañana distinga a la familia.

Las cenas eran una guerra de miradas, de gestos, de tensiones, que la buena de Sara, la madre, distendía con comentarios y anécdotas, con lo que haría de cocinar al día siguiente, pero nunca lograba muy buenos resultados, Jonás clavaba la mirada en el joven, mientras decía: cuando piensas tomar enserio tu trabajo, tu padre está cada día más cansado y no podrá enseñarte todo lo que te falta, Luther, quebraba su silencio, con firme voz, no voy a ser como tu, quiero conocer, quiero salir, no quiero tu vida. Ahí todo se tornaba difuso, hasta que se ponía más o menos todo en calma, cuando el joven dejaba la mesa de golpe, y su padre se quedaba con la bronca brotando de los dientes.

Algún día se iría de la casa, algún día podría.

Isabelle from Quidam


Es mi primer dibujo, se podría decir que me llevó semanas, y no logré lo que quería, su belleza me fue esquiva, pero bueno, siempre hay un primer paso.

Hora pico

Algún día de un año muy parecido a este, hasta pudiendo ser este tranquilamente, un tren frena en la estación de Yrigoyen, como lo hizo otras tantas veces.

Abre Puertas

Élla: Correte y deja bajar, estos loquitos que están todo el día con los auriculares puestos, no prestan atención a nada.
Él: Dale modelito, todos queremos viajar, esto no es la pasarela.

Cierra Puertas

Al día siguiente

Abre Puertas

Él: Allí está otra vez, con esos tacos no puede ni caminar, encima seguramente, no los compro trabajando.
Élla: Uy! Siempre este parado en la puerta para entrar, no lo aguanto, es de esos que miran mal a todo el mundo.

Cierra Puertas

Un día más

Abre Puertas

Élla: Siempre vos, me cambio de vagón y te encuentro igual, sacate el pelo de la cara y mirá para delante, así ves por donde va la gente, correte!.
Él: Que te pensas que sos Marilyn Monroe, ojalá que a vos también te venga el viento de abajo, pero que te lleve muy lejos, apurate!

Cierra Puertas

El día

Abre Puertas

Élla: Que atrás que quedé, no llego a bajar...
Él: Ya cierran las puertas no llego... llegué
Élla: No puede ser...

Cierra Puertas

Cuando él entró, le tapó la salida a élla, justo antes que las puertas cierren, ahí rompieron el silencio de sus pensamientos para comenzar a cruzar opiniones.

Élla dice: ¡No me dejaste bajar! ¡Por qué no miras donde vas! o los auriculares te tapan los ojos también.
Él (mientras se saca los auriculares) dice: ¡Que te pasa loca!, si no llegaste a bajar será por irte haciendo la estrella arriba de esos tremendos tacos.
Élla: ¡¡Estrella!! Justo vos me decís estrella, que te haces el interesante y no miras a nadie, vos sos un loquito.
Él: ¡¡Loquito!!, anda ¡Gato!.

Élla se disponía a darle un cachetazo, y él que mucho no podía moverse, se preparaba a recibirlo, cuando se dieron cuenta que habían logrado captar la atención de todo el vagón, un súbito ataque de vergüenza los invadió, sin pensar, como chicos que hicieron algo mal se pidieron disculpas, mirando tímidamente hacía abajo, sentían los ojos acusadores de todos lados, mientras el tren entraba a Constitución.

Abre Puertas

Se corren a un costado al bajar, y empiezan a hablar nuevamente, Lorena, dice élla entre risas mientras le extiende la mano, él de igual manera la estrecha y responde: Marcos.

Así entre risas pasaron un buen rato hablando apoyados contra el tren, cuando se dieron cuenta que llegan muy tarde cada uno a su trabajo, decidieron pedir licencia por enfermedad y seguir con la amena tertulia con un cafecito entremedio.

Nunca son malas las diferencias, más si la comunicación reina entre ellas.

He

She gets up early, takes some pieces of bread as breakfast, the only thing on her mind is to leave soon her house, he was still sleeping, so she must be quick or prepare to be caught, she doesn’t want to talk, to look him in the eye, she just doesn’t want him anymore, she was living this theatre too much time, her life would pass until one day would come, must come.

She takes her father’s overcoat, it’s too old, one of his inherit things, as well as some houses that she rents for a living. This overcoat is like an armor, when she is wearing it, she can bare almost anything, anything except him. So, as soon as she can she walks on the street without any direction, the most important thing is not to stop and think, it´s always painful to do so.

Some times she senses his eyes on her back; it feels like a cool air surrounding her so she has to escape, to get to a place where she can’t be hurt, a crowded place where she can’t be found.

Sitting on a bench she sees an old man, perhaps the oldest she has ever seen, he moves his lips and says: “Young lady, why are you so sad, what are you running from?”
And she replies –“I’m running from him”.
-“Who is he?”
-“he is…”
-“My poor girl, you don’t know why you are escaping? When a person tries very hard to forget, they only obtain an isolated life, apart from the reality, in a world of sad memories.
You are running from your fears, from your fear to live, to love and still just to breathe.”
She wants to say something, but the old man is no longer there, “Did I really see him or was it just my imagination?”, she thinks, with a lot of thoughts in her head she starts walking slowly to her house, she takes all the time in the world to do it, no one is waiting for her, she feels cozy and understands that overcoat is not useful now, she takes it off and leaves it on the ground, while she goes away, a memory assaults her, the old man was wearing a very similar overcoat…

(This tale can't be possible without Nou's help, thanks you very very much!)