Imágenes

Caminaba por la playa, con el mar como único testigo de mi presencia, una obscura tarde de invierno, los pensamientos jugaban con mis pasos, los recuerdos como la sal del mar permanecían en las arenas de mis antiguas batallas, se aferraban, como si nunca habrían pertenecido al mar, como si nunca habrían pertenecido a la vida, como si fueran actos de una obra de teatro que lograron coserce a mi vida. La distancia de los recuerdos suele ser singular, la vida en cada fotograma guardada, rompe cualquier regla de igualdad, siendo el corazón la única verdad, como siempre lo es, difícilmente podamos con la mente, aquello que antes no se decidió con el corazón. El Alma hace mucho sabe esto, por eso deja pasar el tiempo para que podamos entender aquello que hacía mucho sentíamos.

Pierdo la vista en el horizonte, donde parece tan fácil acceder a la vida de los ángeles, el sol me obliga a pestañear, al reabrir los ojos, ya no estoy en la playa, ya no hay mar, ni arena, solo las blancas sábanas y la luz que venciendo a la cortina, dibuja figuras en el cuarto en penumbras.

A mí lado está el horizonte, donde la vida del más bello ángel me es posible compartir, y mis ojos se llenan de ella, que se despereza con una sonrisa, mientras da la bienvenida a esta hermosa mañana de verano.

Tener y Poseer

Veo que al Lago sucede,
al agua hace de casa,
mas tomarla no puede.

A la Luna también le pasa,
la luz que nos cede,
es con la que el sol la abraza.

El Cartel en él contiene,
la dirección que conocer cree,
pero el camino lo detiene.

En estas letras lee,
aquello que se tiene
pocas veces se posee.