La Cuenta

Un café porteño, oídos sordos de miles de historias, que nos forman como argentinos, ella y el recordaban por que no fue.

Ella con un café con leche adelante, aclaraba lo que de el, no aguantaba, su poco tiempo para ella, su poco interés en lo que ella le quería contar, su familia que invadía su relación y la televisión como escapatoria, que ya había formado un muro entre ellos.

El con un cortado, no fue comprendido, no fue entendido intentaba mostrarle su amor de mil maneras, ninguna le había llegado, ella quería de el, un futuro prometedor, el tenía un presente para darle.

Ella no quería nada más que amor, los lujos no la perdían.

El quería crecer junto a ella, no que el dinero los uniera.

Ella al moverse para pedir la cuenta, golpeo la silla que se encontraba detrás, la de la otra mesa, y a el, cuando lo golpearon desde la mesa de al lado, se tiró el cortado encima.

El se dio vuelta enojado, ella giró para ver que había pasado, ambos se miraron y se olvidaron de la vergüenza, de la quemazón y de recordar solos, como los habían dejado.

*

La realidad es una, pero puede ser maravillosamente cambiante.

A través del arte

¿Dónde estoy?

¿Cómo llegué acá?

Pareciera ser un taller, uno enorme, veo el metal que destella por todas partes con su inconfundible fria luz, aunque la obscuridad no permite ver mucho. Paso a paso recorro el lugar, deseaba encontrar la salida y escapar pero a la vez algo mágico me hacía sentir como en casa.

Como si entraran de ventanas que no lograba encontrar cruzaban el lugar rayos de sol, agregando una nueva vuelta de tuerca al misterio. Cuando me encontraba con la estructura en la penumbra intentaba discernir que era, como un mapa mientras deslizaba la mano por las formas, estas me guiaban por el lugar con total seguridad, mientras mis ojos jugaban con las figuras y los resplandores glaciares.

Una escalera casi invisible me conduce al primer piso, en el cual continuaba la gran estructura y seguía mostrándome el lugar con paciencia y yo me dejaba llevar, una puerta de un celeste intenso abre paso a una nueva habitación, pareciera tener una gran chimenea y algo que no sé describir pero de hacerlo diría que era el mundo mismo, me volví preguntar donde estaría, en ese momento toque una baranda de una escalera verde, bajé. Parecía ser el final del recorrido, ese supuesto mundo que había empezado a conocer en el piso de arriba jugaba con la estructura, seguía sin saber donde estaba pero ya no me importaba mucho, estaba maravillado.

Una puerta de un verde más intenso que la escalera se encontraba al final, puse la mano en el pomo ¿todo terminaría allí?

Atravesé la puerta.

Me encontré sentado en un bar con mi acostumbrado cortado sobre la mesa, con la vista perdida en dirección a unos cuadros.

¿Cómo había llegado acá? y casi al mismo tiempo me hice una nueva pregunta, ¿dónde había estado?