Tengo una historia que contarles...
En uno de los pisos del edificio hay una luz, aunque a veces es más tenue, siempre ilumina, es raro de explicar, pero si no estuviera ese pasillo sería gigante, aburrido y monótono.
Ella es la que le da colores a las paredes, es la que hace que la moquet, sea un tapiz, que el ruido de los aires acondicionados sean brizas de montaña, que un día cualquiera, sea una tarde inolvidable.
A veces parece que siente chiquita, que ilumina menos que el resto, que está eclipsada por la nubes de tormentas ya pasadas, que desde las ventanas amenazan con una lluvia que nunca van a terminar.
Pero siempre que la miro, pienso lo mismo, que no la hace linda la luz que hoy pueda dar, lo que hace linda es que nunca dejó de dar luz, que cuando todo el edificio se apagó, ella siempre supo brillar, eso es lo que me gusta de ella, que sabe que la fuerza no está en ganar un día, sino en combatir todos los días.
Por eso es bueno saber estas ahí para iluminarme los días y también es bueno que sepas que estoy ahí, para prenderte, siempre que te apagues.
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